martes, 29 de junio de 2010

Renzo Piano


Nació el 14 de septiembre de 1937 en Génova Italia,Después del descalabro que para Italia supuso su participación en la Segunda Guerra Mundial, su infancia se vio ensombrecida por la decadencia y las carestías de la inmediata posguerra. Habría que esperar a la década de los cincuenta para que el país, y especialmente las ciudades del norte, como Milán, Turín y la misma Génova, despertaran de aquel largo letargo económico y empezaran a reconstruir los barrios, las fábricas y las infraestructuras, maltrechas por una guerra aún demasiado reciente.
En 1959 entró en el Politécnico de Milán, donde se graduaría cinco años más tarde.
Asimismo, en esos años de formación, Piano no se abstuvo de compaginar los estudios con el trabajo en la empresa constructora de su padre. Esta decisión habría de tener suma importancia en el posterior desarrollo de su carrera, toda vez que fue allí donde pudo empezar a experimentar, sin ataduras, con nuevos diseños y aplicaciones para materiales, algunos de los cuales, como por ejemplo el plástico, los emplearía en futuros proyectos como el del Pabellón de la Industria Italiana en la Exposición de Osaka (Japón) de 1970.

Una vez terminados los estudios y bajo la influencia de su amigo y maestro, el proyectista Jean Prouvé, desarrolló una serie de diseños cada vez más rupturistas con los que pretendía cuestionar paradigmas tradicionales de la arquitectura como la autoría, la perdurabilidad o la rigidez espacial. Bajo estas premisas, proyectó una serie de edificios adaptables, como la Casa de Garrone, en los que el propietario podía alterarlos o completarlos según su conveniencia y necesidad.

En ese mismo período desempeñó también una intensa labor docente e impartió clases en su antigua universidad, el Politécnico de Milán, así como en la Architectural Association School en Londres.

En este último centro entabló amistad con Richard Rogers, un arquitecto tan joven e inconformista como él que lo pondría en contacto con la arquitectura metabolista y visionaria preconizada por el grupo vanguardista inglés Archigram. Las afinidades entre ambos les empujaron a asociarse y crear una oficina aún hoy mítica, Piano & Rogers.
Después de unos primeros proyectos que no pasaron de la mesa de dibujo, en 1971 ganaron un concurso que habría de cambiar sus vidas: la construcción del Centro Georges Pompidou en París. El edificio, como en el pasado ya ocurriera con otro símbolo de la ciudad, la Torre Eiffel, fue polémico desde un principio.

Para buena parte de la opinión pública, aquella enorme cápsula transparente que dejaba a la vista las tuberías, los conductos de ventilación y demás, se asemejaba más a una refinería que a lo que propiamente debía ser un centro de arte. Con todo, y a pesar de las voces contrarias y de las enormes dificultades técnicas y estructurales que entrañó la construcción del singular edificio, los trabajos siguieron adelante y en 1977 se inauguró con solemnidad de Estado.

Desde entonces, el Beaubourg se ha convertido en una de las principales atracciones de la ciudad. Prueba de ello son los más de 150 millones de personas que lo visitaron en sus primeros veinte años de vida y que obligaron a renovarlo a fines de la década de los noventa, en un largo y costoso proceso dirigido por el propio Renzo Piano.

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